Añadiendo cereales integrales

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Hay que saber escuchar nuestro cuerpo y a la vez darle lo que necesita y le va bien. Es por eso que no hay que olvidar poner en nuestra dieta cereales integrales. Ejemplos de ellos serían el arroz, el trigo, la avena y el centeno, cereales que aparte de tener un sabor delicioso, también ayudar a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardíacas así como también ciertos tipos de cáncer.

Investigaciones a nivel internacional en el mundo de la epidemiología han demostrado que el consumo habitual de cereales integrales reduce el riesgo de sufrir trastornos cardíacos y cáncer hasta en un 30%, una estadística nada despreciable. No resulta extraño verlo así si se tiene en cuenta que durante siglos, los cereales han sido parte esencial de la dieta del ser humano. Podemos encontrar cereales en una gran gama de productos, desde la pasta italiana hasta las gachas de avena escocesas. Sin embargo, hay que tener en cuenta que estos productos son a partir de cereales refinados, es decir, que sus partes exteriores, como el germen y el salvado se eliminan cuando se trituran lo granos en la molienda para conservar el albumen. Éste se muele para obtener la harina blanca.

¿Qué es lo que contienen los cereales integrales para ser tan nutritivos? Tienen vitamina E, el complejo vitamínico B, junto con minerales como selenio, zinc, magnesio, cobre, hierro y fósforo. No sólo eso, también nos aportan proteínas, hidratos de carbono y sustancias protectoras, como los lignanos, que tienen propiedades anticancerígenas.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que los cereales integrales pueden ser muy beneficiosos para la salud siempre y cuando no se ingieran cantidades excesivas, especialmente si están crudos. Esto se debe a los fitatos que contiene la fibra. Estos compuestos pueden reducir la absorción y la utilización de algunos minerales como el calcio y el zinc. Así que ya saben, como todo en esta vida, lo importante es encontrar la justa medida.