Muchas personas son aquejadas por recurrentes molestias que en general son síntomas de otras enfermedades. Son comunes los dolores de cabeza, los mareos, las inflamaciones dentales, los dolores de oído, la falta de ánimo, etc., a las cuáles las personas le dan poca importancia.
Es común también que las personas, en lugar de la consulta médica, utilicen medicamentos recomendados por otras personas, familiares o amigos se automediquen con estos remedios sin ningún control médico.
El uso ocasional de estos medicamentos no constituye un despropósito, sin embargo, la generalidad de las veces las personas comienzan recurrentemente a utilizar estos productos, muchas veces sin la imperiosa necesidad de hacerlo. La verdadera razón de ello es la adicción que la mayoría de los remedios causan en el organismo, como producto de los elementos que lo componen, transformándose en un factor determinante para que la persona se sienta bien.
De allí entonces el cuidado que hay que tener con los remedios. Una adicción nos puede derivar rápidamente al desequilibrio del organismo, provocando mayores problemas de salud. Por otro lado los remedios en general están constituidos por químicos que pueden provocar graves intoxicaciones y deterioros en órganos fundamentales de nuestro sistema.
Utilizar responsablemente los remedios y el adecuado control médico es la única salvaguarda para evitar el mal uso de estos elementos y las adicciones que ellos provocan.